
Los verdaderos nativos digitales: la Gen Alpha se constituye en una generación con sus propias características en un contexto marcado por la aceleración del mundo digital, pero también fuertemente impactada en medio de su infancia por la pandemia.
TRENDS VIEW by Trendsity & Dossier
La generación Alpha, los adultos del futuro
Por @Trendsity
El concepto de generación
El análisis de las distintas generaciones implica entender el entrecruzamiento entre el contexto, su evolución y cómo este interactúa con las personas para definir su forma de ver el mundo. Así, los grandes acontecimientos globales, políticos, económicos y sociales, y –en particular en los últimos 20 años– el ritmo del cambio tecnológico han marcado diferencias fuertes en los valores, modos de interactuar socialmente, de trabajar, de pensar el futuro, etc.

Hoy está claro que el tiempo que marca las diferencias generacionales cada vez se reduce más, esencialmente atado a la vertiginosa “transformación digital”. En este contexto, la Gen Alpha se constituye en una generación con sus propias características en un contexto marcado por la aceleración del mundo digital, pero también fuertemente impactada en medio de su infancia por la pandemia.
La generación Alpha está formada, así, por los niños nacidos desde 2010 y se estima que podría incluir hasta los que nazcan en 2024. Son los hijos de los Millennials y, por tanto, están inmersos desde el inicio en una concepción del mundo y de la vida donde muchos valores tradicionales ya fueron resignificados o reemplazados.
Según las estimaciones de los expertos, cada semana nacen más de 2,5 millones de Alpha en todo el mundo, lo que implica que para 2025 podrían ser más de 2 mil millones en todo el mundo. En Argentina, se estima que cerca del 20% de la población correspondería a esta generación (0 a 12 años aproximadamente); es decir, unos 9 millones de niños y preadolescentes.
La generación nativa digital por excelencia
Esta camada de niños se considera la verdadera generación nativa digital. Posiblemente no habrá generación más conectada que esta. Para ellos, la tecnología es una extensión de su propia conciencia e identidad, y las redes sociales integran naturalmente su forma de vida. Su relación con la tecnología es igual de natural que la relación que tienen con sus padres y amigos, y sus padres han entendido que la tecnología no solo es parte de la vida de sus hijos, sino que de su experiencia con ella dependerán sus chances de inserción laboral y profesional a futuro.

Han nacido en un momento donde los dispositivos electrónicos son cada vez más inteligentes; todo está conectado, en tiempo real, y lo físico y lo digital se unen en un solo mundo. Los desarrollos de inteligencia artificial, Internet of Things (IOT), los chips de memoria y cerebros en red (y en tiempo real), los autos autónomos, los wearables, la impresión 3D, la computación cognitiva, la robótica y océanos de Big Data sin dudas van a marcar cambios en la forma de pensar, aprender, trabajar, interactuar y vivir cotidianamente.
¿Qué pasará con su cerebro en constante adaptación desde que se enfrentan a una manera distinta de procesar la información mediada por la tecnología? Esto, sin pensar aún en los avances relativos a la biotecnología, la ingeniería genética, los implantes cerebrales, etc. que podrían transformar, programar e intervenir directamente sobre “la sustancia cerebral”.
Algunos neurocientíficos y psicólogos creen que las mentes de estos niños serán diferentes a las anteriores, abriendo un debate entre ellos. El neurocientífico español, David Bueno i Torrens, afirma que el cerebro de las nuevas generaciones ya está cambiando. Los nativos digitales ya estarían teniendo menos conexiones en la zona de gestión de la memoria del cerebro porque parte de esta función la han externalizado hacia los aparatos digitales: ya nadie recuerda el número de teléfono de sus familiares o amigos. Pero al mismo tiempo, será más robusto en las zonas de integración del cerebro: mientras en el mundo analógico debíamos buscar un libro o dos en la biblioteca, las nuevas tecnologías nos permiten tener 20 páginas abiertas e ir tomando ideas de todas ellas.
Asimismo, se especula que también mejoren sus destrezas visuales requiriendo formatos de educación nuevos, al tiempo que sus períodos de atención serán más cortos y requerirán de estímulos renovados que generen engagement como el gaming.
Aun con esta predominancia de lo digital en sus vidas, no significa que su vida transcurrirá exclusivamente en las pantallas, pero sí parece que la vida offline estará marcada por algunas dificultades en las relaciones interpersonales, también por la ansiedad e incluso por ámbitos sociales pequeños o relaciones poco profundas.
Diversos, abiertos y comprometidos
Esta generación está creciendo en un escenario vertiginoso de desarrollo tecnológico, pero a la vez de crecimiento de las brechas sociales y económicas, mientras que tienen la presión que las generaciones anteriores les han impreso, como “salvar al planeta” de los excesos y el daño ya infligido. Incluso la pandemia ha puesto en valor para ellos una nueva concepción del mundo como “aldea global”, para el que ya no existen los problemas y acciones aislados.

Será, posiblemente, una generación mucho más evolucionada en cuanto a los valores sociales y ecológicos, y también más realista y pragmática (menos idealista). Muchos serán activistas de las causas, impulsores de debates y llevarán a la acción muchas más cosas. Es una generación que se alejará de la protesta para transformarla en propuesta. Claramente, una de sus grandes preocupaciones es y será cómo revertir el impacto climático; y por tanto serán también más receptivos a las innovaciones, prácticas y formas de consumo sustentables.
En el hogar de Martina, formado por sus padres y una hermana algo mayor (Centennial), hace pocos días decidieron que tendrían un perro. La primera reacción de todos fue empezar a buscar qué raza querían, en qué criadero buscarlo, pedir recomendaciones, etc., pero Martina dijo: “¿Por qué comprar un perro si hay tantos abandonados? Además, no está bueno lo de los criaderos, no sabés lo que pasa ahí…”. Al día siguiente mandó por el chat familiar un link a una ONG de perros rescatados para la adopción. Martina es, además, a su corta edad, vegetariana y “casi vegana” por convencimiento acerca del maltrato animal y del impacto de la cría de ganado en la producción de gas metano de efecto invernadero.
El respeto por la diversidad, entendida de manera amplia, no solo en cuestiones como etnia o género, sino también en cuanto a gustos, estilos de vida y puntos de vista, será el lema de esta generación. Es una generación educada en el marco del respeto y la no discriminación, por lo que se alejará de los estereotipos y luchará por la inclusividad en todos los aspectos de la vida en sociedad, incluyendo el consumo.
A Martina le gusta el arte y, hace poco, dibujó una pareja besándose; y ante la indiferenciación de géneros visualizada en el dibujo, sus padres le preguntaron: “¿qué son?”. La respuesta de Martina fue simple y honesta: “No sé. Pueden ser lo que quieran, pero se gustan y se quieren”. Martina es fiel defensora de la no discriminación, de la equidad de géneros y del respeto por la individualidad, y levanta el punto cada vez que un adulto, sin darse cuenta, hace comentarios que puedan dar señales de intolerancia.
Podríamos concluir que la aspiración de la generación Alpha es generar un bien en nuestro planeta, tanto en la naturaleza como en la sociedad.
El ambiente familiar de la generación Alpha
Esta generación está creciendo en familias con roles parentales diferentes a los tradicionales y modelos de familias diversas, donde se prioriza el balance entre el trabajo y la vida personal, un valor típico de sus padres Millennials.

Los padres de estos niños posiblemente estén teniendo o tendrán más tiempo para ofrecerles que generaciones anteriores, más presencia paterna, pero también son padres que tienden más hacia relaciones fuera de la familia y atravesados por la tecnología omnipresente, y por tanto con limitaciones para la disponibilidad emocional y la calidad de la atención. Según indica Balaguer, “serán niños con menos influencia de las historias narrativas y un menor intercambio de lenguaje”.
Por otra parte, son padres en tensión entre la preocupación por la vida online permanente de sus hijos y la baja conexión con el mundo externo, versus el reconocimiento de que la tecnología será la que les garantice la inclusión futura en el mundo laboral.
El aprendizaje y la educación
De manera general, podríamos decir que tanto para los Centennials como para los Alphas, la escuela no es la única fuente de conocimiento. Ellos crecen desde muy pequeños aprendiendo cosas nuevas en Internet, usando los tutoriales de YouTube o de TikTok, etc. Aprenden esencialmente de manera visual y viven en la era conceptual en la que pueden resumir una noticia, un cuento o una historia en una imagen, como los memes o los emojis y stickers.
Por otra parte, presentan una especie de nihilismo que desafía los sistemas educativos tradicionales y demandarán una transformación fuerte de la pedagogía, de modo que incluya el uso de la tecnología en el aula para aprender colaborativamente disponiendo de abundante información que deben seleccionar y clasificar para construir conocimiento.

Así, es probable que el Game-based Learning o aprendizaje basado en técnicas, mecánicas y estrategias propias del gaming sea una de las transformaciones claves. Según los especialistas, la “gamificación del aula” podría tener muchos beneficios en el aprendizaje de las nuevas generaciones, tanto a nivel cognitivo como emocional y social.
Aunque lejos de estar en el punto de llegada, la pandemia mostró a los maestros buscando herramientas para capturar la atención de los chicos en las aulas virtuales. Kahoot, por ejemplo, se convirtió en un juego y desafío para fijar conceptos, evaluar y hasta debatir sobre algunos temas.
Los viernes, en el colegio de Catalina, el profesor de geografía organiza juegos de competencia con Kahoot, en el que desafía a los chicos con preguntas relativas a cultura general y de su materia –mechadas con cosas de la vida cotidiana de los chicos– para motivarlos y relajar el fin de la semana de estudio que cada vez se hace más pesada en la virtualidad sin fin de los chicos. La modalidad también la adoptó su club durante la cuarentena de 2020 para mantener a los chicos integrados a sus equipos deportivos y evitar las deserciones por la falta de encuentros presenciales.
Se está probando que este tipo de aprendizaje es capaz de generar un desarrollo cognitivo interesante al setear objetivos de inicio, requerir la aplicación práctica de conocimientos, establecer relaciones, experimentar, probar, errar y evaluar, etc.
También se cree que el hecho de aceptar retos continuos, asumir riesgos, exigir la automotivación y un espíritu de autosuperación, y permitir la experimentación contribuyen positivamente a una emocionalidad más afirmada y motivada. Por último, la aceptación de normas, el feedback inmediato y la interacción con otros (aunque mediada por la tecnología) proveería al desarrollo social de los niños.
Por otro lado, algunos autores están hablando de “un aumento de la especialización” en el cerebro de estas generaciones. Se podría decir que los cerebros de las nuevas generaciones están cada vez más organizados para resolver problemas más específicos y tareas determinadas. Esto, sin dudas, impactará también en los formatos y oportunidades futuras de educación superior e inserción laboral.
Así, el desafío de la nueva educación será permitir el desarrollo de un conjunto de habilidades que deben incluir ser creativos, ser capaces de solucionar problemas, pensar de manera crítica, tomar decisiones, relacionarse con los demás, colaborar, negociar, comunicarse con eficacia y tener inteligencia emocional.
El empleo futuro
Según el neurocientífico norteamericano, Michael Merzenich, “el empleo va a sufrir la implantación extensa de la automatización, lo que significa que la generación Alpha necesitará desarrollar habilidades técnicas altamente especializadas para poder encontrar un trabajo”.
Este énfasis en la especialización puede provocar a futuro una fractura social y cultural, con el desarrollo de una súper clase de individuos asumiendo trabajos muy especializados mientas otros se harán cargo de los generales con bajos salarios y consideración general en la sociedad.
Por otra parte, se estima que los pertenecientes a esta generación, además, cambiarán de empleo más seguido. Por aburrimiento, falta de coincidencia con los valores personales o por la incapacidad de adaptarse a entornos con liderazgos no transformados, ser freelance será algo aspiracional y totalmente normalizado para ellos.
En los empleos en dependencia, el pragmatismo y la franqueza serán claves. Es una generación que busca la transparencia en todo y en sus relaciones laborales buscará interactuar con sus líderes de forma directa, transparente, honesta y práctica, seteando objetivos concretos y con canales de comunicación directos y abiertos. Asimismo, preferirá trabajar en organizaciones flexibles y con un propósito social y medioambiental, además del objetivo económico. Por último, será una generación que valorará fuertemente la innovación y la creatividad –tecnología de por medio–, y proyectos en los que puedan desarrollar sus capacidades y explorar nuevas habilidades.
La Gen Alpha y el consumo: una generación pasiva en gastos, pero con fuerte influencia en las decisiones hogareñas
Como generación “touch” y con centralidad “techie” –como también se los ha llamado–, estos niños de hoy sobrevuelan en las redes el caudal enorme no solo de oferta de información, sino también de oferta para el consumo y se los considera “neómanos” o adictos a la novedad. Recorren la web a la espera de novedades y comparten o etiquetan lo que les interesa con sus amigos, lo persiguen, produce contenido sobre el o los productos y se vuelven expertos “prosumidores” que crean tendencia, por lo que se los señala como “IT-baby-it”.

Si bien no son decisores respecto al gasto ni poseen independencia para la compra inconsulta, influencian fuertemente en los procesos de compra. Poseen un grado de alfabetización digital comercial tan alto que incluso sus padres los consultan para decisiones que no les competen. Saben claramente los atributos y características técnicas –o saben investigarlas y comprenderlas de inmediato– sobre todo cuando de tecnología se trata, pero también respecto de los canales de e-commerce, social commerce, etc.
La pandemia claramente ha acelerado el expertise y también la consulta. Los niños de esta generación han surfeado todas las dificultades de comprender una vida 100% digital y han aprendido casi todos sus secretos. Han hecho compras de todo tipo para sus padres, otros adultos del hogar, hermanos, etc., aprendiendo incluso a utilizar y manejar medios de pago.
La Gen Alpha y las marcas
Sin embargo, esta nueva generación no tiene un vínculo tan sólido con las marcas. Buscará, por un lado, marcas que la lleven a vivir experiencias innovadoras tanto en el mundo digital como en el mundo físico; y, por el otro, marcas que acompañen sus valores y sean sustentables; no siempre con ambas condiciones, aunque seguramente tiendan a ello.
Luchi tiene 14 años y cada vez más frecuenta los circuitos de ropa usada, ya no solo por el precio. Con sus amigas, se declaran abiertamente a favor de la economía circular y en contra de la “fast fashion”, detrás de la cual asumen una cadena poco respetuosa de los derechos de las personas y del medioambiente. Evitan los shoppings, las marcas “grandes” y prefieren, en todo caso, apoyar a emprendedores. También empiezan a rechazar el cuero y los materiales provenientes de animales: la campera de cuero se transformará para ellos en el “viejo tapado de piel” resistido por las dos generaciones anteriores.

Las marcas deberán, por tanto, entender bien a estos niños, que no desean ser tratados como consumidores pasivos y cuyos valores hoy han cambiado. Sobre todo, deberán tener en cuenta que es una generación pragmática, que exige el paso a la acción y, por tanto, rechaza los oportunismos y el “puro bla bla”. Ser una marca que habla de diversidad, cuidado del planeta, responsabilidad social o igualdad de género deberá ser algo que se sostiene en el tiempo, que forma parte de la identidad de la marca y que se plasma en acciones concretas.